Alcalá de Henares posee una localización estratégica, en la zona central del Corredor del Henares, próximo a la A-2, a la R-2, a Guadalajara y a Madrid, pero no solo para los asentamientos humanos sino también para la flora y la fauna y al igual que satisfacemos nuestras necesidades debemos facilitar que nuestro patrimonio natural sea cada vez mejor. Pero ¿es así?, bien sabemos que respecto a medio ambiente algo no funciona en Alcalá, sigue viéndose desde una perspectiva exclusivamente mercantil y la valoración de proyectos y acciones presentan en varias ocasiones defectos de origen, como es la falta de estudios ambientales, que al final ocasionan efectos que ya no tienen vuelta de hoja.
Por otro lado y desde esta perspectiva paisajística, los medios abiertos de Alcalá de Henares pueden clasificarse en dos unidades: Las estepas leñosas, y las estepas cerealistas. Las primeras son hábitats de estructura dominada por arbustos de pequeño porte, entre los que se suceden eriales y barrancas de suelo desnudo constituyendo un paisaje muy reconocible y “respetado” por los alcalaínos como es el Parque de los Cerros: es el caso de las estepas de gramíneas altas, caso de los espartales, albardinares, y otras especies como los sisallares y ontinares. Por otro lado, la estepa cerealista engloba aquellos territorios llanos o levemente ondulados que se encuentran dedicados en su mayoría al cultivo de cereal en secano. Suponen actualmente una extensión pequeña dentro del término municipal debido a la expansión urbana y la ubicación de complejos residenciales e industriales. Este paisaje, gestionado por el hombre sirve de hábitat principal a algunas aves esteparias muy amenazadas, como es el caso de la avutarda común (Otis tarda), estando incluida en la ZEPA 139.
La gran singularidad de este tipo de ecosistemas y que incomprensiblemente siguen considerándose eriales, como es el caso de Los Cerros, son hábitats con especies y comunidades raras, con frecuencia únicas en Europa, entre las que se producen comportamientos e interacciones singulares, y que contribuyen significativamente a la biodiversidad diferencial de esta zona de Madrid.
En el caso de las estepas leñosas, con representación en Los Cerros, aún cuando sea evidente la importancia ecológica de las estepas y su singularidad en el contexto europeo, se trata muy probablemente del tipo de ecosistema menos valorado por el conjunto de la sociedad estando sometido actualmente a actuaciones incompatibles con la conservación de sus valores ecológicos, por ejemplo la reversión a cultivos arbóreos, plantaciones forestales con especies alóctonas tanto arbustivas ( cantuesos) como herbáceas, etc.
Pero no es la pérdida del secano y la reversión a cultivos arbóreos el único problema de las estepas cerealistas y leñosas de Alcalá sino que por circunstancias de ubicación de la ciudad, otros cambios de uso vienen restando extensión al territorio útil para la fauna específica de estos lugares. Es el caso del abandono de pastizales y en los últimos años, la urbanización desmedida y las infraestructuras. El proyecto de la Isla del Colegio supuso una pérdida de un riquísimo paraje con un enorme potencial para haber desarrollado un bosque con vegetación de ribera y que en cambio ahora se ha convertido en un espacio asfaltado sin ningún valor paisajístico y escaso valor funcional; tampoco debemos olvidar la intención del gobierno de Alcalá de poner un macrovertedero con incineradora por plasma en la misma ZEPA, y que menos mal que pudo salvarse gracias a la protesta ciudadana.
Por tanto, uno de los principales problemas para la conservación de los ecosistemas esteparios, estepas leñosas y cerealistas, es su escasa valoración social, especialmente en el caso de las estepas leñosas. Se trata de paisajes que no cuentan con el aprecio de la sociedad, con lo que las transformaciones en su paisaje y usos suponen cuando menos la indiferencia ciudadana e incluso una abierta aprobación por parte de los responsables ambientales de Alcalá. Esta percepción se extiende incluso al interior de la propia Administración Ambiental de Madrid, que sigue valorando ambientalmente de forma muy superior un pinar de repoblación de Pinus halepensis que un monte estepario (p.e. una comunidad gypsícola, considerada hábitat prioritario en Anexo I de la Directiva Hábitat) ya que aún es considerado este hábitat como erial. Por tanto, es necesario trasladar tal valor a la sociedad, desde el niño al gestor del medio natural si queremos preservar y conservar nuestro cada vez más agredido medio natural.
Teniendo en cuenta que existe ya una delimitación de zonas importantes protegidas como la ZEPA, LIC, Soto del Encín y “Los Cerros” es necesario desarrollar un importante paquete de acciones orientadas a la divulgación y mayor valoración pública de los distintos hábitats y también para la protección de nuevos enclaves como los Humedales del Camino del Sueño en Espartales Norte que llevan camino de la desaparición.
Lo mismo ocurre en el medio urbano donde la existencia de aves como la Cigüeña Blanca y el Cernícalo Primilla son mal vistos por parte de los gobernantes y un año tras otro hay que estar con los ojos abiertos para reprobar cualquier acción que las afecten. Tan solo un dato, de 23 parejas de Cernícalo Primilla que había en el Palacio Arzobispal en 2005, este año tan solo hay 7. Y quedan más temas por tratar cuya gestión deja mucho que desear como es el caso del parque de préstamo de bicicletas que, aún siendo una buena iniciativa, hoy día parece no que no se cubre completamente la demanda.
Pero para ello deben aumentar los recursos necesarios para tales fines. Proyectos como el Aula de Naturaleza de Los Cerros que tantos programas, proyectos y recursos de educación ambiental desarrollaron antaño hoy día están siendo infrautilizados y ya no elaboran productos nuevos para la ciudad, todo debido a la falta de recursos humanos y económicos.
Y por último, cuando creíamos que uno de los paisajes más apreciados por los alcalaínos como es el río Henares íbamos a conseguir transformarlo y regenerarlo, vemos que va a verse sometido a un proyecto de urbanización, con asfaltado incluido, en plena ribera del Henares sobre un vial considerado vía pecuaria (Camino de los Afligidos) que es utilizado día, tarde y noche por un gran número de alcalaínos para pasear, ir en bici, o realizar footing. Este proyecto de dudosa aceptación, por su impacto negativo al ecosistema, es otro de los desmanes ambientales de este gobierno.
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