miércoles, 13 de diciembre de 2006

PARQUE DE LOS CERROS DE ALCALÁ DE HENARES. UN PATRIMONIO NATURAL Y CULTURAL A CONSERVAR

Parque de Los Cerros

En el año 2000 el Parque de los Cerros fue declarado Monte de Utilidad Pública ( decreto nº262/200 de 7 de diciembre) por la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid. Esta figura de protección se incluye dentro de la Ley 16/95 del 4 de Mayo, Forestal y de protección de la naturaleza de la Comunidad de Madrid y tiene como objetivo, entre otros, el respetar las condiciones naturales del entorno y facilitar la integridad de los seres vivos en el espacio natural. Dentro de este contexto el Ayuntamiento, como propietario de los terrenos, cede a la Comunidad de Madrid los mismos para que a partir de la declaración como MUP-180 se encargue de su gestión tal y como establece la Ley.

Los Cerros y el río Henares constituyen un magnífico espacio natural constituido por un diverso mosaico de hábitats naturales: bosques, río, cortados, zonas de cultivo y pastizales, laderas que en su conjunto aportan una calidad y singularidad paisajística tal, que además de contribuir a la calidad de vida de los habitantes de Alcalá aportan calidad ambiental de primer orden a la Comunidad de Madrid.

La diversidad de fauna y flora, la geomorfología , los diversos usos y el valor cultural e histórico de Los Cerros son motivo suficiente para conocerlo más a fondo.

LA GEOMORFOLOGÍA Y EL PAISAJE DE “LOS CERROS”.

Se trata de un paisaje geomorfológicamente muy interesante. Durante el terciario toda la zona estuvo cubierta por agua en la que fueron acumulándose sedimentos diferentes como margas, calizas, arcillas, yesos, algunas de ellas ricas en sales como corresponden a depósitos marinos.

En los dos últimos millones de años, lluvias torrenciales excavaron las calizas y dejaron convertida la antigua llanura en los actuales cerros, cuyas cumbres son planas recordando la antigua llanura. Estos períodos húmedos transformaron el paisaje en una red de barrancos abruptos, con escarpes fuertes y pendientes acusadas.

La activa dinámica geomorfológica da lugar a una rica variedad de formas de relieve que resultan determinantes en la personalidad del paisaje de la zona.

El Barranco de la Zarza que de Este a Oeste surca el Monte, constituye la columna vertebral del Parque a la que confluyen las barrancas a derecha e izquierda como si de costillas se trataran.

Por ello el “Parque de los Cerros” puede considerarse un “libro abierto” de geomorfología.

LOS VALORES HISTÓRICOS E IDENTITARIOS DE “LOS CERROS”

Son varias y diversas las referencias históricas, culturales y leyendas que tienen a “Los Cerros” y río Henares como protagonistas. El paisaje del frente del páramo, “Los Cerros”, debe considerarse como uno de los elementos que contribuyen a conformar las señas de identidad de la ciudad de Alcalá de Henares y de sus habitantes.

Ya en el año 1889 Miguel de Unamuno describía el paisaje de Alcalá e incluía una referencia a parte de lo que es hoy el Parque de los Cerros: "Rodean a su campo como ancho anfiteatro los barrancos de la sierra, en que se alzan pelados el cerro del Viso, el del Malvecino, la meseta del Ecce Homo. Lame los pies de los cerros, separando la Campiña de la Alcarria, el Henares de frondosas riberas festoneadas de álamos negros y álamos blancos". También destacar las referencias de un alcalaíno como D. Manuel Azaña, que nos muestra su sensibilidad hacia este paisaje describiéndolo así: “El poniente repinta el carmín de los visos; los cerros se hacen ascua. Veladuras de rosa ennoblecen la compostura viril de los barrancos”.

A lo largo de los años, algunos de los nombres de estos parajes han permanecido y, en la mayoría de los casos, poseen una larga historia, incluso asociada a leyendas, formando una riqueza cultural que se une a la gran riqueza natural del entorno. He aquí un breve recorrido por estos nombres y sus orígenes.

Río Henares. Pavón Maldonado recoge el trabajo de Menéndez Pidal, según el cual los musulmanes tradujeron un nombre preibérico, amaca, por río de las piedras (wadi alhyara o guadajalara). De esta manera, el cristiano "Henares" fue antes el musulmán "Guadalajara".

Monte Zulema o Cerro del Viso. Aunque no se encuentra en el parque, el cerro del Viso, cuyo nombre significa meseta o paramera, está repartido entre los términos municipales de Alcalá de Henares, Los Hueros y Torres de la Alameda, siendo conocido en su momento como monte de Suleimán o de Zulema. Un refrán asociado a este monte dice: "Cuando El Viso fuma tabaco, el mozo de mulas recoge el hato", refiriéndose a la amenaza de lluvia cuando las nubes se concentran en este lugar. Es sobre el cerro del Viso el lugar en el que la tradición sitúa la mítica ciudad de Iplacea, nombrada por multitud de historiadores. Aquí se descubrieron, en 1917, los primeros ejemplares de una nueva especie de tortugas gigantes, la Testudo bolivari, hoy conocida como Cheirogaster bolivari, cuyos caparazones pueden alcanzar 1'80 m. de longitud. Los romanos establecieron aquí la primera sede de Complutum, muy probablemente sobre un antiguo poblado celtibérico. El nombre de Zulema deriva de la leyenda de la mesa del rey Salomón, cuyos bordes y pies en número de 365 eran de esmeraldas verdes, que los visigodos trajeron a Complutum desde Toledo y la guardaron en una cueva del monte. Tanto el monte como la cañada, camino o desfiladero recibía el nombre de Zulema. Miguel de Cervantes incluye una referencia a Alcalá de Henares y a la cuesta Zulema en el capítulo XXIX de la primera parte del Quixote:” Y aún haré cuenta que voy caballero sobre el caballo Pegaso, o sobre la cebra o alfana en que cabalgaba aquel famoso moro Muzaraque, que aún hasta ahora yace encantado en la gran cuesta Zulema, que dista poco de la gran Compluto".

Salto del Cura. Peña cortada ubicada a la izquierda de la cuesta de Zulema donde existió un castro celtibérico.

Qal'at'Abd al‑Salam. Tras el abandono de la ciudad del llano, se origina un nuevo asentamiento en la margen izquierda del río Henares, en un cerro de 630 metros de altitud, muy cerca del Ecce‑Homo, asentamiento que será el origen de Qal'at'Abd al­ Salam (fortaleza de Abd al‑Salam). Esta fortaleza fue construida a mediados del siglo IX y formó parte del sistema defensivo de la Marca Media, que tenía como fin la defensa de Toledo. El nombre actual de la ciudad de Alcalá deriva de Qal'at (fortaleza).

Cerro Malvecino, En 1118 se inicia la que sería la campaña definitiva para conquistar la fortaleza musulmana por las tropas del arzobispo de Toledo Don Bernardo de Sédirac. Fue después de un largo asedio, en el que se ayudaron de un padrastro o castillo de madera que erigieron sobre un cerro contiguo, el cerro Malvecino, desde el que hostigaban a los musulmanes.

Cerro del Ecce‑Homo. También conocido como de la Vera Cruz pues, según la leyenda, el 3 de mayo de 1118, fecha que coincide con la del descubrimiento de la Santa Cruz, se apareció en lo alto del cerro una cruz luminosa que animó a los combatientes a realizar el asalto definitivo para la conquista del castillo musulmán. Junto a la ermita de la Vera Cruz, en la cima del cerro, se levantaban otras dos, la del Ecce‑Homo y la del Santo Sepulcro. En medio del cerro se encontraba la ermita de San Jerónimo y la de San Juan Bautista. En la falda del monte, la ermita de Nuestra Señora de la Paz, además de la gruta de San Pedro.

Esgarabita o Esgaravita. Según Pavón Maldonado, este nombre es un topónimo árabe al que Portilla llama prado y lo describe como amenísima huerta.

Cueva de los Gigantones o del Champiñón. Está situada en el pico de la Vera Cruz. Llamada de los Gigantones por la tradición que dice como en ella vivían individuos de gran altura y corpulencia. Cuenta la leyenda que se extiende hasta Guadalajara y que por allí entró un cerdo que, al recorrerla por completo, salió por el cerro de la Veracruz, en Alcalá. Recordando este hecho, en Guadalajara existe una boca a la que llaman Puerta de la Puerca.

Pico de las Hondas. En el año 1583, fecha en la que se realiza la renovación del amojonamiento del término de Villalbilla, aparece el nombre de pico de las Hondas.

La Oruga. Pavón Maldonado indica que este nombre ya aparece en el Fuero de Alcalá.

Isla del Colegio. Se llama de esta manera por haber pertenecido al Colegio Mayor de san Ildefonso.

Tabla Pintora. Debe su nombre a una barca que se llamaba Pintora y que existió durante muchos años en esta parte del río.

Monte Gurugú. Su nombre proviene del monte situado en el norte de África donde tuvo lugar la famosa batalla a principios del siglo XX y en la que participaron tropas que hacían prácticas en este lugar con los caballos.

EL MEDIO NATURAL

El Parque de los Cerros junto con la vega y río Henares juegan un papel determinante en la conservación de la fauna. Suministran hábitats claves para la reproducción, invernada y desplazamiento diario y migratorio de más de 300 especies de vertebrados, así como para un buen número de invertebrados, entre los que destacan las vistosas mariposas diurnas.

El río Henares y las laderas que bordean la vega organizan flujos migratorios de aves a través de la cuenca del Henares, a modo de canal que conecta La Mancha y el Valle del Ebro. En censos recientes de las Casas de Oficios y Escuelas Taller de los Cerros se han llegado a contabilizar en migración numerosas aves planeadoras: 2.100 Milanos Negros, 4.000 Grullas, 800 Cigüeñas Blancas, 300 Cormoranes Grandes y 70 Halcones Abejeros. También se ha detectado, aunque con cifras inferiores, el paso de Buitre Leonado, Águilas Culebrera, Pescadora y Calzada, Aguiluchos Lagunero, Pálido y Cenizo, Milano Real, Ratonero, Gavilán, Alimoche, Espátula, Cigüeña Negra y Ánsar Común. Teniendo en cuenta estos números, la vega del Henares y las laderas de Los Cerros son un lugar de importante para la migración de aves.

La vegetación que podemos encontrar en Los Cerros y ribera del Henares es el reflejo de numerosos factores, relacionados con las características del territorio así como los usos que se han desarrollado sobre él, dando como resultado el aspecto que presenta en la actualidad, con amplias zonas xerofíticas, zonas de repoblación, zonas con representación del bosque mediterráneo y la ribera, hasta alcanzar una flora de unas 500 especies diferentes, algunas de ellas endémicas.

Este conjunto de Cerros, ribera y río constituyen un mosaico de hábitats que permite la existencia de numerosas especies , algunas de ellas amenazadas.

ENCINAR-COSCOJAR

Es ésta una formación escasamente representada situada en el límite nordeste del Parque de los Cerros, junto a la cabecera del Barranco de la Zarza. Se trata de ejemplares dispersos, pero importantes y cada vez más abundantes, de encinas y coscojas que, junto a una típica y abundante vegetación acompañante entre la que destacan el espantalobos y los espinos negro y albar, forman parte de una mancha más extensa situada fuera del parque pero dentro del término municipal. Constituye en su conjunto el único resto del primitivo encinar mediterráneo presente en Alcalá de Henares.

Éste hábitat da cobijo a especies animales tímidas y huidizas que, o bien nos visitan en horario nocturno, dejándonos huellas, marcas y señales, como es el caso del corzo o el jabalí; o bien aprovechan la enmarañada estructura de la vegetación para protegerse, tal es el caso de aves como las currucas cabecinegra y rabilarga, o el reyezuelo listado, y reptiles como la lagartija colilarga. Conocidos por los lugareños los puntos de agua en las cabeceras de algunos de sus barrancos, podemos encontrar en ellos al hoy casi extinguido en Alcalá de Henares sapo común y mariposas como la bella y protegida arlequín (Zerynthia rumina) y la elegante Ninfa de los arroyos (Limenitis reducta).


PINAR

Repoblación de pino carrasco efectuada hace unos 40-45 años (aunque su altura y su diámetro no lo reflejan) cuyo objetivo principal es de carácter protector frente a la erosión del suelo. En extensión es la segunda formación del parque, constituyendo manchas más o menos homogéneas. El sotobosque es prácticamente inexistente y sólo está bien representado en los límites exteriores y claros del mismo y en algunas zonas donde los suelos lo permiten, como en los accesos al Ecce-Homo desde la desaparecida casa de los cazadores donde destacan el fenal, la ontina y la espiguilla de seda.

Es llamativo la aparición en épocas determinadas de hongos interesantes, unos por su marcada toxicidad como algunos representantes de pequeño tamaño del género Lepiota así como la Amanita virosa, y otros por corresponder a géneros valorados gastronómicamente como los géneros Agaricus y Lepista.

La fauna más representativa de este hábitat son las aves forestales y algunas de ellas exclusivas de bosques de coníferas como el piquituerto, el herrerillo capuchino, o rapaces como el azor común o el busardo ratonero.

RIBERA

Se trata de una vegetación particular, pero característica, situada a orillas del Henares y constituida fundamentalmente por especies de hoja caduca y crecimiento rápido que se distribuyen atendiendo a un gradiente de humedad edáfica. El estado de conservación es precario y la representación de algunas de sus formaciones (olmedas y choperas) escasa, debido a que ha sido talado y convertido en campos de cultivo. No obstante, es posible contemplar numerosas especies de plantas entre las que destacan álamos blancos, chopos negros, sauces, olmos y alisos entre los árboles, y una nutrida representación de arbustos, bejucos y herbáceas como la nueza, el lúpulo, rosales, zarzas, eneas, regaliz, carrizo, juncos, o las vistosas salicaria y hierba de San Antonio. Destaca también la presencia de hongos como los cascos de caballo, el bonito Leccinum duriusculum, las tan conocidas setas de chopo y Pleurotus ostreatus.

Pese a la escasa extensión en anchura, la ribera contempla la mayor diversidad de avifauna del parque. Llaman la atención el tamborileo del pico picapinos, la mimética y colorida abubilla, los sonoros ruiseñores, o el sónar del autillo; y en la lámina de agua la focha común, la polla de agua, o el ánade azulón, son fáciles de observar. Si bien las aves son llamativas, existen representantes de otros grupos zoológicos que son también importantes y poco conocidos, bien por su horario de actividad, como la gineta, cuya presencia sólo se pone de manifiesto por sus cagarruteros en promontorios artificiales como latas de aceite, coches abandonados, etc.; o bien por tratarse de especies poco estudiadas como es el caso de las arañas.



MONTE Y LADERAS

Constituye la formación de mayor extensión del parque. Se trata de zonas con pendiente representadas por comunidades vegetales herbáceas y arbustivas de portes en general escasos y achaparrados, hojas estrechas y pequeñas y otras estrategias comunes para hacer frente a las extremas condiciones ambientales. Son auténticos icebergs de importancia capital sujetando el suelo. Entre las numerosas especies presentes destacan por su abundancia o vistosidad estacional los tomillos, la retama de bolas, el esparto, las jarillas, las medicinales efedras, el sisallo, la barrilla, el jazmín silvestre y la retama loca.

Entre los hongos merecen destacarse algunas joyas micológicas como la Battaraea stevenii, o el género Tulostoma, pero son también vistosas las setas del género Volvariella a menudo confundidas con Amanitas.

A nivel de fauna es el ecosistema más diverso, estando representados numerosos grupos zoológicos, muchos de cuyos representantes están protegidos por ley. Así, son abundantes y muy poco conocidos los invertebrados y joyas de estos ambientes son coleópteros como Cicindela campestris; mariposas como Zegris eupheme, Euphydrias desfontainii; arácnidos como Micrommata virescens, Lycosa tarentula-fascirentris, o miriápodos como Scolopendra cingulata subsp. hispanicus. Entre las aves destacan la curruca tomillera, la curruca rabilarga, la cogujada montesina y el pardillo común. Dentro de los mamíferos podemos resaltar la presencia del conejo, como base alimenticia característica de ecosistemas mediterráneos, y el zorro. El más representativo de los reptiles es el lagarto ocelado presente en las zonas soleadas.

Hoy desafortunadamente este ecosistema tiene visos de perder su identidad y a muchas de las especies que lo constituyen por una errónea campaña de repoblación que se está efectuando.

VAGUADAS Y CORTADOS

Hacen referencia a una amplia red de arroyos más o menos temporales que drenan al río Henares y al producto de la erosión que ambos sistemas provocan. Por una parte se trata de especies adaptadas a la existencia de agua en el subsuelo (en parte comunes a las del bosque de ribera) pero con contenidos elevados en sales; y por otra de plantas capaces de vivir en situaciones de pendientes extremas. Destacan fundamentalmente los tarayales (Tamarix gallica), la moríscola, un endemismo como el Limonium, el albardín y la cicuta.

En cuanto a la fauna, la humedad estacional de las vaguadas constituye un bien escaso que es aprovechado con máxima eficacia por anfibios como el sapo corredor o el sapillo moteado y reptiles como la culebra lisa meridional. La presencia de herbáceas junto con estructuras arbóreas y arbustivas cerradas hacen de este biotopo un lugar muy visitado por los herbívoros , alguno de ellos tan increíbles como el corzo a la vez que dan cobijo a pequeñas aves insectívoras como el mito, el chochín, el petirrojo o el reyezuelo entre otras. Los cortados por su parte proporcionan un lugar de difícil accesibilidad y escasas molestias en cría para numerosas aves como el cernícalo vulgar, la chova piquirroja, el búho real, el mochuelo, la collalba negra o la grajilla.

La fragilidad que presenta este ecosistema hace que sea enormemente vulnerable a cualquier tipo de alteración o modificación de los sistemas de drenaje, y la supervivencia y desarrollo de especies vegetales y animales está prácticamente sentenciada por la ejecución de pistas de acceso.

ERIALES Y CAMPOS DE CULTIVO

Son campos de cultivo de cereal de secano, que se hayan dispersos en zonas más o menos llanas o extensas del parque. La mayoría de ellos llevan varios años abandonados y han sido colonizados por especies nitrófilas y oportunistas por lo general de carácter herbáceo y espinoso; llamando la atención por la variedad de sus formas y colores. Así son frecuentes la hierba mosquera, la morsana, el cardo mariano, la manzanilla loca, el cardo borriquero, los jaramagos o el ojo de buey. La abundancia de semillas de estas plantas constituye un importante suministro de alimento en épocas desfavorables para numerosas aves y otros animales.

Constituyen estas áreas el hábitat de especies animales muy conocidas por el hombre como la perdiz roja, la paloma doméstica, el estornino negro, la cogujada común, el triguero o la urraca, y aunque no es su área de cría son visitadas por numerosos depredadores ya que las especies citadas anteriormente son su base alimenticia.

1 comentario:

Unknown dijo...

Me ha gustado mucho el relato de la ruta. Con toda la información al detalle.
Te dejo el enlace a dos vídeos de la cueva de los Gigantones que creo te van a gustar mucho. El primero es más documental y el segundo más crítico.

Gigantones bajo las sendas de los cerros
https://youtu.be/Ghz0xgVhsAo

Gigantones, la senda oculta de los cerros
https://youtu.be/pHmWvZTzxSg